No hay duda de que los grandes avances científicos en el campo de la salud que se han producido en los últimos cien años han salvado millones de vidas en todo el mundo. También es un hecho que en nuestro país, España, existe un sistema de salud, tanto público como privado, de gran calidad y que cuenta con una de las plantillas profesionales más aptas del mundo. No obstante, en este como otros campos científicos, se incurre en negligencias. Sin embargo, en este caso, estos descuidos pueden determinar algo tan importante como es nuestra salud y la de los nuestros.
La ley es clara al respecto: determina con exactitud qué es negligencia médica y qué no. Pero en muchas ocasiones esta delgada línea es difusa, por lo que nos encontramos con muchos casos en los que es necesario llevar a cabo un procedimiento que pueda resolver un conflicto entre el afectado y el equipo médico.
Lo primero que debemos tener claro es qué es exactamente una negligencia médica. Veámoslo. También denominada “mala praxis” (mala práctica en latín), esta se produce en el momento en el que el facultativo que atiende a un paciente (ya sea en un hospital o clínica, tanto públicos como privados) no ejerce su labor (bien por acciones comisivas como omisivas) con la actuación exigida por su profesión: la Lex Artis Medica (“prácticas generales médicas aplicadas a casos iguales o parecidos basadas en una actuación llevada a cabo con el cuidado objetivamente debido”). Debemos tener claro que esta lex no tiene en cuenta “situaciones imprevisibles y no conocidas o estudiadas por la ciencia médica”. Así, este concepto se aplicará a:
– actos de exploración médica;
– actos de diagnóstico; y
– actos de tratamiento (tanto clínicos como quirúrgicos).
De esta forma, existen unos elementos muy bien definidos que determinan la negligencia médica:
– olvido de material quirúrgico dentro del cuerpo del paciente que se somete a una operación;
– pérdida de visión en intervenciones oculares;
– infecciones hospitalarias contraídas en unidades de cuidados intensivos (principalmente);
– omisión de asistencia médica en casos de urgencias (el médico no está presente en el centro hospitalario; la ambulancia no acude con la celeridad adecuada; etc.);
– daños debidos a la falta de uso de los medios adecuados (o de uso pero a destiempo) en casos de diagnóstico; y
– falta de consentimiento del paciente para realizar cualquier tipo de intervención.
Si tiene la sospecha de que se ha incurrido en un caso de negligencia médica, no dude en acudir a un profesional para que le asesore de la manera adecuada. En Vosseler Abogados contamos con letrados con una gran experiencia en este campo que le atenderán con todas las garantías.