A pesar de que en los dos últimos años no se han producido víctimas mortales en accidentes de tráfico en los que se ha visto implicado algún animal, lo cierto es que el número de estos atropellos, así como de heridos, va en aumento y con vistas a seguir subiendo. En este artículo desgranaremos las causas de este preocupante incremento en este tipo de accidentes, de los que hace poco tiempo tuvimos noticia.
Comencemos con los datos. Las cifras son claras —y muy preocupantes—: desde el año 2012 hasta 2018 se han producido en España nada menos que más de 120.500 accidentes de tráfico en los que se ha visto involucrado algún animal y 28 muertos humanos. Las provincias españolas en las que más accidentes de este tipo se han producido son Burgos, en Castilla y León (10.316, en los que en 105 se produjeron víctimas, y un fallecido) y León, en la misma comunidad (9.000 siniestros con 257 heridos).
En cuanto al tipo de animal, los jabalíes se sitúan a la delantera con 6.000 accidentes, seguidos de los corzos, con más de 6.000 siniestros, y los perros, con más de 3.700; el resto de los animales implicados, con muchos menos incidentes, son los lobos, los tejones, el gato montés, los rebecos, el oso pardo las liebres y los conejos y por último el lince ibérico. La primavera es la estación del año en la que más accidentes de este tipo se registran y el momento del día, el atardecer o la noche.
Las causas de los accidentes de tráfico en los que se ven implicados animales es claro: el ser humano ha invadido su hábitat natural: carreteras, caminos y rutas pueblan nuestro territorio en la mayoría de los casos invadiendo los pasos naturales de peregrinación de la fauna, con las consiguientes consecuencias. Además, también el hombre ha reducido hasta mínimos el número de depredadores, en la cúspide de la pirámide alimenticia. Así, los animales herbívoros se reproducen a una velocidad y una cantidad imposible de controlar de manera natural. Tampoco debemos olvidar la contaminación, que ha directamente eliminado cientos de hábitats de estos animales. Una de las soluciones (siempre parcial) a este problema sería revertir en la medida de lo posible estas causas.
Pero, a pesar de todo, las administraciones desempeñan, o deberían desempeñar, un papel decisivo en la prevención. Hace unos días, publicamos un artículo en el que se sentenciaba a la Generalitat de Catalunya a indemnizar a un motorista que había chocado contra un jabalí por los daños causados a este. Las vallas perimetrales de la carretera C-59, que pasa por el municipio Palau Solità i Plegamans, y que son responsabilidad de la administración catalana, no permitían la contención del paso de los jabalíes, causa por la que se produjo el siniestro.